SUEÑO
Asoma la cabeza el pajarraco,
hace polvo los cristales
y se posa en la mesilla.
Te pide como siempre servidumbre
y tú, que temes perder todo
si no ofreces algo que lo calme hasta mañana,
le entregas tu parné, tus venas,
tus sostenes y a cambio deja en ti
todos sus huevos, el frío de una piedra
al despedirse.
Asoma la cabeza el pajarraco,
hace polvo los cristales
y se posa en la mesilla.
Te pide como siempre servidumbre
y tú, que temes perder todo
si no ofreces algo que lo calme hasta mañana,
le entregas tu parné, tus venas,
tus sostenes y a cambio deja en ti
todos sus huevos, el frío de una piedra
al despedirse.